Frank Villegas Regalado / Para EDUCACCIÓN

Carmen Ollachica, maestra de Sicuani, tuvo una maravillosa idea. Ella pidió a sus estudiantes de sexto grado que escribieran textos sobre las plantas medicinales de su comunidad. Los niños conversaron con los yachaq (los sabios), leyeron textos sobre el tema, produjeron diversos tipos de textos y, finalmente, los compartieron en reuniones que involucraron a toda la comunidad.

Edwin Barzola, maestro de Jauja, también tuvo una excelente idea. Él propuso a sus estudiantes producir un periódico infantil. Los niños aprendieron sobre el proceso de escritura y atravesaron por distintas etapas (planificación, textualización y revisión) para producir sus textos. Adicionalmente, trabajaron en equipo y usaron las TIC (en el aula de innovación) para producir tanto las versiones finales de sus textos como el diseño del periódico. Finalmente, los textos fueron publicados y las familias mostraron mucho interés por leer los textos de sus hijos.

¿Las experiencias anteriores son representativas de la manera como se enseña a escribir en las escuelas de nuestro país? Posiblemente la respuesta a esta pregunta es no. Aunque no existen suficientes estudios sobre la manera cómo enseña escribir en las escuelas de todo el país, sí existe evidencia de que en muchas de ellas el énfasis de la enseñanza se encuentra en aspectos de forma (como la ortografía, la gramática y la caligrafía) y no en la producción de textos.

Dado que la escritura es una competencia fundamental para seguir aprendiendo y para participar en la vida social, los maestros tenemos una gran responsabilidad. Con este propósito, a continuación se presentan tres recomendaciones para ayudar a nuestros estudiantes a mejorar en escritura.

Brindemos a nuestros estudiantes oportunidades para mejorar

Aprender a escribir es un proceso complejo que no culmina al término del primer o segundo grado de primaria. Por el contrario, en esta etapa de la escolaridad, el proceso apenas empieza. Con el paso de los años, los estudiantes deben aprender a escribir textos de diverso tipo y complejidad.

Dado que escribir una carta no es lo mismo que escribir un cuento, así como describir no es lo mismo que argumentar, es necesario que nuestros estudiantes tengan la oportunidad de escribir en situaciones diversas y, al mismo tiempo, similares a las que se enfrentarán fuera de la escuela. En este sentido, las propuestas de Carmen y Edwin son excelentes ejemplos sobre cómo se puede plantear situaciones relevantes y que generen interés en los estudiantes.

A partir de lo anterior, es necesario tomar en consideración que nuestros estudiantes no mejorarán como escritores si solo resuelven ejercicios de ortografía y gramática. Incluso, como consecuencia de la investigación educativa, en otros países se ha demostrado que este tipo de prácticas tienen el efecto contrario en el desempeño de los estudiantes.

Enseñamos a los estudiantes la importancia del proceso de escritura

En ocasiones, cuando los estudiantes tienen la oportunidad de escribir, no cuentan con el espacio y el tiempo necesario para atravesar por las distintas etapas del proceso de escritura: deben escribir un buen texto desde el primer intento. Esto es problemático porque se aleja completamente de los hallazgos obtenidos en las últimas décadas sobre cómo escriben las personas con cierto dominio en esta competencia.

Generalmente, los buenos escritores planifican sus ideas a partir de las condiciones de la situación comunicativa, plasman estas ideas en un texto y luego revisan sus textos con el propósito de mejorarlos. Incluso, este proceso de revisión podría llevar a un buen escritor a replantear su primera planificación y empezar el proceso nuevamente.

Por lo antes mencionado, es importante que enseñemos a nuestros estudiantes a planificar y a revisar sus textos. Asimismo, es fundamental que –como parte de nuestra programación curricular- asignemos un número apropiado de horas a la enseñanza de la escritura.

Enseñemos la lectura, la escritura y la oralidad de manera integral

Uno de los aspectos más saltantes de las experiencias de Carmen y Edwin es que, en su afán por desarrollar la competencia comunicativa de sus estudiantes, plantearon actividades que integraban la lectura, la escritura y la oralidad. En el caso de los estudiantes de Carmen, entrevistaron, sistematizaron la información proveniente de las entrevistas, leyeron textos con información diversa, escribieron y finalmente compartieron sus productos por medio de exposiciones o la lectura de sus textos. Como podemos apreciar, es posible (y deseable) que abordemos la enseñanza de estas áreas de manera integral.

A modo de cierre

Recientemente, el Ministerio de Educación ha publicado los resultados de la prueba de escritura de la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE) 2015. Estos resultados muestran que solo el 12,6 % de los estudiantes peruanos de segundo grado de secundaria logra los aprendizajes esperados para el grado en escritura. Los resultados de esta prueba plantean la necesidad de reflexionar sobre el aprendizaje y la enseñanza de la escritura en la escuela peruana.

Este artículo plantea tres recomendaciones para ayudar a nuestros estudiantes a mejorar en escritura. En próximos artículos, se plantearán otras recomendaciones o se profundizará en torno a alguna de ellas. En todo caso, recordemos que todos los maestros tenemos un enorme desafío por delante.

Lima, 01 de mayo de 2016