Nadja Juárez Abad / Para EDUCACCIÓN

Una conversación sobre el potencial
transformador de la danza en la educación

«Toda obra de arte que realmente nos conmueve
es en cierto grado una revelación: nos cambia»
LAWREN HARRIS

¿Qué pasa cuando vives con arte? ¿Cuándo te formas con arte? Qué nuevas potencialidades para el que crea y para el que recibe, especialmente en el mundo educativo y pedagógico? Mucho se ha escrito sobre el valor del arte para una sociedad más sensible, más creativa, más consciente, pero también muchos nos repetimos que el arte es para los artistas, y que además suele estar disociado del crecimiento económico, de la producción económica que suele ser un referente en nuestra sociedad. ¿Cómo capitalizar su rol para la educación? Sin entrar aún en políticas asociadas al tema, vamos a iniciar una serie de conversaciones con artistas – educadores, y traer aquí sus historias, sus hallazgos, sus pasiones, su decisión y persistencia al vivir el arte educando, en las aulas, la escuela o la calle; y tal vez, ojalá, convencernos de que es posible educar mediante el arte sin ser grandes artistas; o incluso y más arriesgado: ser artista educando.

Iniciamos con la danza, por una experiencia personal, porque en cuerpo y alma conozco su potencial, pero también porque nos permite acercarnos desde una herramienta que todos y todas poseemos gratuitamente: el cuerpo.

“El poder del cuerpo que danza”: Una conversación sobre el potencial transformador de la danza en la educación

Michel Tarazona[1] es educador, coreógrafo y bailarín, desde hace seis años desarrolla una propuesta de danza en el colegio José Antonio Encinas, explorando e investigando desde el cuerpo, desde los sentidos, con niños, niñas y adolescentes. En Kinesfera[2] desarrolla una propuesta de danza, destacando el potencial del movimiento en personas con y sin discapacidad.

La danza que propone Michel proviene de una comprensión personal de donde fluye toda la propuesta. Para él la danza no solo es producir obras artísticas, ni trabajar el cuerpo para lograr únicamente un nivel técnico. Su danza no busca enseñar a bailar sino acompaña y encamina la libertad de la persona, de cualquier cuerpo más allá de la condición en la que se encuentre. Esta danza tan personal se conduce  hacia la exploración e investigación de los sentidos, su valor en el desarrollo de pensamientos, identidades, y en la convivencia con otro con el mismo derecho y posibilidades, tan horizontal que se configura como una importante herramienta y un gran desafío para la educación.

¿Cómo es la danza en la educación pública?

Más allá de producir:
descubrir, pensar, crear

Foto: Nadja Juárez
Foto: Agustín Galván

Durante mi etapa escolar, primaria o secundaria, mi cuerpo fue maltratado por el sistema escolar: varias horas sentado frente a una pizarra, maestros que no siempre nos escuchaban, alumnos que solo recibíamos información, sin voz ni libertad para expresarnos porque primaba una mirada más académica. En este sistema educativo el cuerpo con sus contenidos no era atendido de manera saludable. Uno de los pocos espacios para el cuerpo era cuando llegaba el momento de la práctica de educación física donde se solía dividir a hombres y mujeres para que practiquen el deporte que por género supuestamente les pertenecía.

El patrón en la educación tradicional recae en la uniformidad, la repetición, la poca autonomía y la falta de libertad. En el caso de ciertas experiencias de danza en la escuela, basada en la crítica del menosprecio del cuerpo puede tener graves consecuencias en el proceso de desarrollo de un niño/a. Esto no tiene nada que ver con lo que la esencia de la danza busca en las personas que lo practican, sino con la forma en la que se acompaña los procesos educativos.

Yo personalmente me conecté con mi cuerpo a través del teatro cuando tenía 15 años y es todo un proceso descubrirlo.

Cuando me animé a presentar mi propuesta de danza a algunas escuelas públicas y privadas que buscaran talleres de danza, y veían que mi propuesta era una experiencia más exploratoria al principio para que después de manera orgánica lograran construir una danza, valorando más las posibilidades del cuerpo de cada niño/a, pensaban que no estaban bailando, no están “produciendo”. La percepción sobre la danza en propuestas de investigación y exploración de los sentidos y del propio cuerpo suele estar asociada a una “pérdida de tiempo”, porque están acostumbrados a producir coreografías y esto es un reflejo de la sociedad en la que vivimos para producir, necesitan ver resultados y no procesos.

Una revolución de identidades es posible gracias al cuerpo que danza

¿Cómo se mira al cuerpo desde ese enfoque?

En la sociedad como en la danza, sucede mucho la búsqueda de ese cuerpo ideal, por ejemplo en la educación tradicional se celebra únicamente al destacado, al inteligente académicamente y las otras inteligencias quedan relegadas. En la danza escolar sucede lo mismo, porque nos enfocamos en la persona que todo le sale bien físicamente y no valoramos las otras potencialidades que tienen las personas diversas cuando bailan.

Se suele creer que para bailar tengo que lograr llegar a los cánones de belleza del cuerpo ideal, que no se puede trabajar con todos los cuerpos, que no todos tienen las condiciones. Yo pienso que bailar podemos todos, que existe momentos que nos cuesta abrirnos para dejar fluir nuestra danza, esto sí sucede y es real porque no todos tienen la misma disposición con su cuerpo, pero todo toma tiempo, no podemos forzar, al contrario tenemos que acompañar el proceso con amabilidad y escucha.

A partir de una serie de experiencias de las que pude aprender, permitiéndome estar abierto a todo lo que sucedía, fui cambiando mi visión de la danza y principalmente del mundo. Por ejemplo a Colombia me fui a estudiar para seguir formándome técnicamente como bailarín, pero una de las más ricas experiencias de aprendizaje que tuve fue cuando participe como acompañante de los “talleres del cuerpo” con adolescentes en Bogotá y luego en Medellín con personas adultas desplazadas por la violencia, eso cambió y me fue aclarando el camino que quería construir con la danza en mi vida.

Reforcé la idea de que podía seguir bailando y formándome, no solo en un salón observando a un maestro de años dedicado a una técnica en específico, sino que eso se podía complementar compartiendo con el movimiento del cotidiano en las personas. Esto era como regresar a las bases de aquellas danzas familiares que veía en casa cuando era niño

Antes de concluir la propuesta de danza, en Chile hice una experiencia con la fundación danceability donde participaron bailarines diversos, recuerdo que en aquel taller me toco trabajar una actividad de contacto con una persona con discapacidad visual, para mí fue la primera vez de danzar con una persona en esta condición, solo me deje llevar y ahí pude redescubrir el potencial de la danza contacto con la diversidad. La reflexión que me acuerdo que hice al finalizar la sesión fue que las personas que podemos ver le damos más atención a los ojos que a los otros sentidos, y nos perdemos de mucho, y yo que había estudiado la técnica del contacto y esta persona ya lo tenían incorporado en su piel, esto me hizo pensar diferente, el convivir con personas diversas me hizo entender que hay otras calidades, otras formas de tocarse, de moverse, de percibir, y eso me permitió un desenvolvimiento distinto.

¿Eso tiene impacto en la formación de la autoestima? Cuando decidiste llevar esto a la educación, ya eras consciente del potencial movilizador del cuerpo, de una danza que prioriza la exploración y la investigación?, ¿qué beneficios trae eso?

Para apropiarse de su espacio, para convivir con el otro de manera saludable, al danzar desarrollas la empatía, el encuentro con el otro te abre la posibilidad de reconocerte. Los tiempos que vivimos nuestros referentes de cuerpo están muy asociados al cuerpo ideal, especialmente con lo que los medios de comunicación proyectan, van construyendo/reforzando la idea equivocada de la femineidad, ¿qué es lo femenino? La TV refuerza patrones cerrados sobre esto.

Es duro a veces para los hombres que han sido formados con esta imagen masculina varonil y muchas veces machista, dejarse soltar y permitirse hablar de sus propias sensibilidades, porque han crecido en una sociedad de la represión y eso se puede notar en la forma de cómo se mueven y vinculan con otro hombre, ya sea su padre, su hijo o su amigo.

Construyendo pensamientos al bailar

Bailar te hace
transparente

Foto: Nadja Juárez
Foto: Agustín Galván

Eso es lo que hacemos con los niños y las niñas en el colegio, más allá de los diagnósticos que tengan, en mi clase de danza todos somos iguales, todos pueden danzar.Todos tienen el potencial de disfrutar de su propio cuerpo, más allá de cómo sea éste, llevar esto a la educación es muy potente…

En general el arte, pero la danza tiene un rol muy particular, porque la herramienta es tu cuerpo, es algo muy intrínseco, todos bailamos, la danza.

Cuando bailamos en libertad
pensamos de manera distinta

Foto: Nadja Juárez
Foto: Agustín Galván

¿Por qué la danza?para mí es muy democrática, tú ya vienes con una danza. Por ejemplo en el espacio de danza de Kinesfera, una joven diagnosticada medicamente con alguna “discapacidad” y que empezó a venir a los talleres , tenía temores asociados a la identidad, generada por los patrones de belleza del cuerpo, tuvo que permitirse, escuchar su propio proceso y ahora se encuentra un poco más segura con la danza que va proponiendo. Ella desde su cuerpo fue entendiendo que estaba pasando por un proceso de cambios en su cerebro, porque cuando uno baila va entendiendo, construyendo pensamientos, poniendo palabras a tu experiencia corporal, eso es maravilloso.

Bueno porque somos un país que baila, he tenido la oportunidad de viajar por el Perú y he podido participar y en otras contemplar celebraciones en Arequipa, Cañete, El Carmen, Zaña, Trujillo, Atalaya (ucayali) Piura, Tumbes, Chacas, Huaraz. La gente realmente baila y celebra, ahí se olvidan de los límites que se les impone al cuerpo y solo bailan en comunidad.

Pero así como para algunos la danza fluye, para otras personas existe temor de moverse, porque bailar te hace transparente, y eso genera miedo, porque cuando bailas dejas ver tu historia, tu tipo de pensamiento y tu manera de estar en el mundo. En la danza sí hablamos de espacio, de conciencia, de los sentidos y de mirar al otro, siempre son concepciones que trabajamos.

Yo creo que cuando te conectas con tu cuerpo, construyes un pensamiento distinto.

La danza es una herramienta transversal para la educación

Como se conecta esto con la educación, ¿cuál es tu visión de la educación?

En la clase de danza los chicos ven otra cosa,
ven las potencialidades, se miran de manera horizontal

Foto: Nadja Juárez
Foto: Agustín Galván

En la clase utilizamos algunos términos que los niños/as van incorporando en el proceso con el otro: no te preocupes, aquí tú bailas con tu propia calidad de movimiento, “tu danza existe” “baila libre” “toma el espacio” “observa al otro cuando bailes” “consciencia” “cuerpo presente” “danza loca” “cuerpo elástico” “inhalación exhalación”La metodología no solo aborda técnicas, sino acepciones, frases, que llevan a construir conceptos sobre la danza en relación a las emociones, cómo la llamarías?Para mí la educación debe ser diversidad, libertad y democracia, que es algo que me une con la danza y esto solo lo he encontrado hasta el momento en el JAE, esta escuela me da la confianza y la libertad para crear, para desarrollar una metodología tan particular de la danza. En el cole los adultos comprenden y se identifican mucho con las artes, y muchas de ellas han pasado por alguna experiencia artística y por esa razón conocen su potencial en la educación. Ya llevo seis años en la escuela y se ha pasado rápido, he visto los procesos personales de los niños/as con la danza. Es hermoso verlos bailar, disfrutar y es todo un aprendizaje acompañar aquellas resistencias que en algunos casos los niños/as tienen con su cuerpo al momento de bailar. Pienso que todo necesita tiempo, pero también un buen acompañamiento y comunicación entre los maestros de la escuela para que el niño/a pueda abrirse a una experiencia distinta con su cuerpo para que vaya entrando a descubrir su danza personal.

Los propios niños son quienes incorporan la metodología en la concepción sobre su cuerpo o su danza, desde esta metodología se puede trabajar el manejo de conflictos, el bulling, la ciudadanía, la convivencia, la identidad

Sí, por ejemplo cuando ha surgido algún cuestionamiento al bailar, si alguien ha dicho que tú bailas feo, hemos tenido que parar a preguntarnos, qué es bailar feo? O qué es bailar bonito? Y los propios chicos reflexionan y sacan conclusiones: “bailar bonito es bailar con el corazón”, con sus propias formas, movimientos, los chicos han ido construyendo sus pensamientos sobre qué es la danza, el reconocimiento personal y al otro.

Hoy una niña (tercer grado) felicitó a otro niño al que le cuesta entrar (a la danza). En la retroalimentación, ella dice, quiero felicitarlo porque él ha trabajado con mucha conciencia, y no nos ha agredido, y hay que felicitarlo. Decíamos con las maestras que esto es hermoso, porque la percepción del otro cambia, ver al otro no como “el chico problema”, estigmatizado porque le cuesta organizarse, o que es  agresivo, sino que en la clase de danza los chicos van reconociendo sus avances, ven las potencialidades, se miran de manera horizontal.

Cuando los niños/as no están en sus aulas, sin mesas ni sillas, ellos sacan otros colores, otras necesidades y hablamos mucho con las maestras, para determinar cómo se usan o se potencian esas expresiones.

La exploración de la música también es importante, los chicos se interesan por algún ritmo en particular, me preguntan si les puedo dar el nombre de la canción para que lo busquen y puedan practicar en casa, yo me siento muy contento. La música que utilizamos en la clase es muy variada, lo podría denominar como música del mundo. Porque en una clase podríamos escuchar una cumbia electrónica peruana, un hip hop de Senegal o un toro mata con marimba.

En el Perú, esta danza aún es muy joven, tú la estás creando…

Como aquí no hay muchos referentes escritos de la danza contemporánea para la escuela, he tenido que buscar material de otros lados del mundo a los que he podido viajar. El año pasado me fui a Suiza, como voluntario de una red de festivales de danza y ahí recogí experiencias escritas. Pero algo importante, es el rico material que tenemos en nuestra cultura peruana en el tema de la danza.

Foto: Nadja Juárez
Foto: Agustín Galván

Maestros y maestras en danza

¿Has trabajado antes con maestras y maestros en danza?

He tenido la oportunidad de llevar procesos de danza dirigido a maestros/as que no necesariamente viene de la danza, esto ha sido una experiencia de mucha reflexión.

Durante un taller contaban que ellos usaron algunos ejercicios con sus estudiantes, antes de iniciar una actividad que pudiera ser más cansada, lo utilizaban para motivar y predisponer positivamente a sus alumnos desde el movimiento. Para los maestros estar sin zapatos, tirarse al piso y hacerse masajes en el taller son cosas que necesitan siempre para que el cuerpo descargue de la carga laboral.

Necesitamos más artistas que se vinculen a la educación

Me parece importante que los bailarines de danza contemporánea tengamos la posibilidad de vincularnos con la danza educativa y no digo únicamente desde talleres de corta duración, sino que puedan incluirse a procesos de danza en las instituciones educativas.

Vamos cerrando la entrevista hablando de qué más se puede hacer en estos temas, como trabajar la ciudadanía desde el arte, la convivencia, en medio de una sociedad cada vez más compleja, especialmente porque más individualista y menos solidarios para enfrentarla. Me reafirmo en la importancia de abordar (romper) paradigmas y animarse a estrategias y prácticas nuevas, cuando de la escuela se trata, asumiendo su influencia vital en la formación de las personas, sí  de manera orgánica, aunque empiece como un descubrimiento personal, un llamado de la sensibilidad, no aún de la academia, con exigencia siempre…Y claro, cerramos la entrevista soñando que algunos o muchos terminen de leer este articulo con ganas de hacer algo diferente, de mirar de otro modo la danza, de incorporarla a la educación, al espacio público, a la vida.

Lima, 11 de setiembre de 2016

NOTAS

[1] Además,Michel dirige Kinesferadanza hace 6 años, la primera compañía de danza que incluye a personas con y sin discapacidad. En su experiencia ha bailado con diferentes coreógrafos peruanos y extranjeros. Complementó su formación dancística con cursos en Chile, Alemania y Suiza. Realizó un  proceso pedagógico de danza en dos cárceles de Lima por el Día de la Resocialización. En Colombia, trabajó en experiencias del cuerpo con poblaciones desplazadas por la violencia. Actualmente viene desarrollando actividades con la danza inclusiva en diversas zonas de Lima.

[2]Compañía Compañía de danza contemporánea inclusiva de Perú, que utiliza la danza para promover la aceptación de la diversidad y fortalecer una sociedad más justa y humana. La compañía comienza su labor pedagógica y artística en febrero del 2007 desarrollando diversos talleres, creaciones colectivas y propuestas en danza contemporánea. En el año 2010 se inician los programas de danza inclusiva: “Cuerpo presente” experiencia en danza inclusiva y “Familia en danza”, invitando a personas con y sin discapacidad visible a participar de espacios para el cuerpo y el movimiento. De esta forma, las posibilidades expresivas se expanden y llevan a la compañía a replantearse el concepto del cuerpo y la danza.

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Socióloga con post grado en derechos humanos, participación y ciudadanía, por la Universidad Ruiz de Montoya; y estudios de maestría en políticas públicas por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha trabajado en la gestión de proyectos de desarrollo y de investigación en Instituciones públicas y privadas a nivel nacional e internacional. Ha liderado la Mesa técnica nacional para el Marco de la innovación y las buenas prácticas educativas de Fondep, y ha presentado publicaciones de experiencias sistematizadas y estudios en educación y en capital cultural. Experiencia en la gestión pública, en la gestión del conocimiento, en el diseño, ejecución, monitoreo y evaluación de programas y proyectos; investigación y sistematización de experiencias. Manejo de enfoques de desarrollo, interculturalidad, género, infancia, y derechos humanos.