Roberto Barrientos Mollo / Para EDUCACCIÓN

La salida del ministro Jaime Saavedra  nos lleva a reflexionar sobre la fragilidad de los cambios en educación, la sostenibilidad de las reformas educativas y debe llevarnos a explorar caminos alternativos para hacer que estos cambios perduren.   En el presente ensayo, argumento que un posible  camino alternativo para transformar el sistema educativo es utilizar el enfoque de cambio educativo como movimiento social (Rincon-Gallardo, 2011).

Las instituciones como primer obstáculo del cambio

Mi experiencia de servicio educativo al país  me ha llevado a colaborar en diversos espacios de transformación. He tenido la oportunidad de enseñar en aula, trabajar en un gobierno regional, en una entidad estatal de aseguramiento de la calidad y en el Ministerio de Educación. También fui militante de un partido político socialcristiano algunos años.  En ambos casos   me di cuenta que, si bien hay muchas personas de buena voluntad, estas instituciones están atrapadas en  una inercia intrínseca que les impide romper el estatus quo establecido. Luego pude participar en movimientos sociales y viví desde dentro el potencial transformador de un contagio en función a ideales nobles, que se constituyen en una fuente de energía inagotable.  Es por ello que hoy en día, me voy convenciendo del poder de los movimientos sociales como medio para realizar los cambios urgentes en la educación.

La educación ha cumplido y, lamentablemente, viene cumpliendo un rol de reproducción social. Han sido magros los esfuerzos por romper su rol reproductor de pobreza y desigualdad en el Perú. Bourdieu denunciaba que la escuela pública no hacía más que reproducir desigualdades, es decir, un niño de escasos recursos entra a una escuela pública y ésta solo contribuye, salvo contadas excepciones, en incrementar o mantener la brecha de aprendizajes y desigualdades sociales respecto de niños con mejor estatus social y económico. Es decir, la escuela pública, tal y como la conocemos, reproduce la injusticia. Es por ello que necesitamos romper esa dinámica reproductora por una dinámica transformadora. Lo que queremos no es reproducción educativa  sino transformación, ello implicará en muchos casos, cuestionar los mismos fundamentos sobre los que está construida la escuela pública.

La escuela pública desfasada

Es necesario reconocer que la escuela pública en algún momento cumplió un rol igualador social, pero de ello ya ha pasado mucho tiempo. La escuela, como la conocemos hoy en día, surge y es diseñada para cumplir dos objetivos básicos: En primer lugar, fortalecer la idea de nación, en una época en la que se empezaban a configurar nuevos estados-nación, y, en segundo lugar,  ofrecer a la mayoría de la población habilidades básicas para poder responder a las necesidades de una economía industrializada, que necesitaba obreros del campo o la ciudad con un nivel de literacidad bastante rudimentario (leer, escribir y sumar y restar). La escuela pública fue eficaz para los objetivos de ese momento histórico.

La actualidad presenta nuevos desafíos.  Algunas de las  características del mundo de hoy son: el aumento exponencial de las brechas de desigualdad y contrastes sociales, la disolución  del poder tal y como lo conocemos, el avance drástico en áreas como la biología y genética, las ciencias de la computación como el motor de lo que hacemos, pensamos y sentimos, la contaminación del planeta y la ideología  individualista  como norma de vida.  Estas características generan nuevos desafíos para el sistema educativo actual que se suman a los antiguos desafíos de la educación como son: la formación del carácter y  la formación integral de las personas, lo que los griegos llamaban la enkuklios paideia, esto es, la formación integrada e integral.

La gramática escolar que impide las reformas

La escuela pública actual no ha sido diseñada para responder a los desafíos presentados. Si bien el mandato de responder a dichos desafíos ya se encuentra presente en los documentos y normativas oficiales como son el Currículo Nacional, en la práctica no se hace realidad. Este escenario grafica con mucha claridad el concepto acuñado por Cuban y Tyack de la Gramática Escolar (2003).Es decir, la escuela con el tiempo desarrolla una propia gramática, un conjunto de reglas tácitas sobre cómo funcionar, actuar y pensar. Por lo que cualquier intento de reforma o cambio, cuando llega desde fuera, es reinterpretado y reconstruido según esa gramática de la escuela. Cualquier nueva gramática escolar es reconfigurada según la antigua gramática.  Lo que hace que todas o casi todas las reformas educativas fracasen en su esfuerzo por llegar al núcleo pedagógico.

Cabe preguntarse si el problema está en que los docentes se muestran reacios a aceptar y aplicar nuevas propuestas.  Mi opinión  es que no es así, el problema está en el sistema  completo, en todo ese entramado que se ha ido construyendo sobre objetivos que ya no existen más. Leyes, normativas, organismos a nivel local, provincial, regional y nacional que movilizan un engranaje no solo obsoleto sino que está dañando realmente la vida de los estudiantes.   Es por ello que por más que ingresen personas probas a dirigir el sistema educativo nacional o provincial se toparán con un dinosaurio cuyos ritmos y procesos son complicados de movilizar.   Frente a esa situación se tienen dos opciones: la primera es seguir apostando por reparar el sistema  y, poco a poco, después de algunas generaciones ver mejoras efectivas en los salones de clases, y la segunda opción, es generar una presión desde múltiples espacios se repiense al sistema y se rehaga desde sus mismas estructuras, pasando por una redefinición de lo que significa educación y aprendizaje, ¿Cuál es el riesgo que corremos de decidir solamente la primera opción?   Muy probablemente sería el perpetuar las brechas académicas, sociales y económicas.

Un desafío a la reforma profunda: La paradoja de Rossanvallon

Muchos adherimos en particular lo que rechazamos en general, es lo que se llama la paradoja de Rossanvallon (Fitoussi & Rosanvallon, 1997). Es paradójico que sancionemos algo que al mismo tiempo aprobamos.   Las personas sancionamos de manera pública y en general la segregación social , nadie  aprobaría de manera pública vivir en un Perú que segregue y excluya a las personas. Todos apostamos por la inclusión. Hasta existen normativas que prohíben la segregación o discriminación con serias sanciones para quien lo realice. Sin embargo, a nivel particular  optamos por situaciones que fomentan la segregación. Como es el caso de una familia que, con buenas intenciones,  matricula a su hijo en una colegio de élite. Donde la misma pensión es una vara excluyente que segrega a su hijo para que viva en una burbuja social aislado de interactuar con la diversidad social y cultural del país.

Esta paradoja es un serio desafío para una movilización social educativa, puesto que muchos en el fondo, consciente o inconscientemente  desean que se mantengan esas situaciones y contextos excluyentes  en el país.

La naturaleza de los movimientos sociales

Para el investigador de  la Escuela de Gobierno de John F. Kennedy Marshall Ganz, un movimiento social  ocurre

cuando hay suficientes personas con una única idea de modo que sus acciones conjuntas son como una enorme ola de agua que nada puede detener. Es cuando un grupo de individuos comienzan a involucrarse lo suficiente como para estar dispuestos a hacer sacrificios (2010, p. 3).

Para Manuel Castells, activista e investigador de la universidad de Barcelona existe una constante tensión en el cambio social entre  dos movimientos:  la reproducción social y la transformación social (2003). Aquella la realizan y perpetúan las instituciones, y ésta la genera y es impulsada por los movimientos sociales.   Si se aplica este concepto al cambio educativo , se puede decir que la justicia social educativa vive una continua tensión entre el rol reproductor de desigualdades de aprendizaje que genera del sistema educativo, con su propia inercia y procesos y el cambio educativo, que implica un nuevo concepto de aprendizaje y una nueva manera de aprendizaje acorde a los nuevos contextos y necesidades.  En ese sentido, la educación no va a ser transformada por el estado ni los partidos políticos ni los sindicatos, puesto que ellos son parte de la estructura actual y tienden, por su misma naturaleza, a perpetuar el estatus quo.  La educación la cambiarán movimientos sociales que presionen a esos sistemas caducos para la generación de nuevas estructuras.

El movimiento social, no espera estructuras, nace cuando la persona decide unirse a él, cuando asume dicha propuesta y está dispuesto a sacrificar tiempos y esfuerzos por hacer ese sueño realidad.  Esta adhesión la hace cualquier ciudadano desde el rol que tenga, pero  los frutos de esa adhesión son efectivos y hacen cambios.   Como decía Saramago “Las circunstancias crean la necesidad y la necesidad, cuando es lo suficientemente grande, crea las circunstancias” . Los movimiento sociales son “acciones colectivas cuyo impacto, tanto en la victoria, como en  la derrota, transforman los valores y las instituciones de la sociedad” (Castells, 1999, p. 54).

Elementos clave de los movimientos sociales

Si deseamos generar movimientos sociales debemos de comprender cuáles son los elementos clave para poder generar una movilización educativa efectiva.  Para Ganz  la relación entre el relato y la estrategia  es un elemento clave para el éxito  en los movimientos sociales (2001). El nuevo relato es una fuente de poder única de los movimientos sociales.  Por relato se comprende el conjunto de elementos (historia, tradición, símbolos, etc. ) que otorgan cohesión e identidad a un conjunto de personas. El relato ofrece un sueño común, colectivo que tienen el poder de  movilizar esfuerzos. Los relatos ofrecen tres elementos claves para la efectividad de un movimiento social: Nos dan capacidad de gestión, forman nuestra identidad y son una fuente inagotable de motivación.

Sobre el primer elemento,  el relato ejercita nuestra capacidad de gestión porque nos ayuda a enfrentar desafíos nuevos atentos al pasado pero conscientes de los futuros alternativos . Los relatos nos ayudan a enfrentar lo inesperado, a improvisar futuros alternativos sin dejar de mantener la continuidad con nuestro pasado.

El segundo elemento es la forja de identidad. Los relatos constituyen la forma en la que articulamos las identidades individual y colectiva que definen los objetivos que buscamos y entre quienes los buscamos.  Los seres humanos somos seres de sentido, somos seres de raíces.  Necesitamos saber que somos parte de algo, que tenemos vínculos, una historia común, sueños comunes con otros seres humanos.  El relato satisface una necesidad humana.

 El tercer elemento es que el relato se convierte en fuente inagotable de  de motivación, puesto que son la manera en que accedemos a los recursos emocionales o morales, en busca de la motivación para concretar esos objetivos.  Dan sentido a las cosas que hacemos. Como decía San Agustín, no es importante solo conocer lo bueno sino que debemos amar lo bueno.  Los docentes conocen las propuestas constructivistas, saben que el aprendizaje es social, sin embargo en la práctica están contentos con  estudiantes que se quedan quietos y “no molestan” y miran como problema a los niños que quieren interactuar y aprender socialmente.  Conocen lo bueno, pero no aman lo bueno.  Ese es el núcleo sobre el cual no han trabajado las reformas educativas.

Un caso interesante descrito por Ganz en su libro “¿Por qué algunas veces gana David? Liderazgo, organización y estrategia en el movimiento de trabajadores rurales de California”   (2009) es el movimiento de los obreros trabajadores de la uva del sur de California que venían siendo explotados por las empresas a cargo .  Esta movilización tuvo los tres elementos que plantea Ganz.

Bajo el liderazgo de César Chavez, un hijo de inmigrantes mexicanos, los trabajadores rurales, mexicanos y filipinos se unieron para luchar por tener determinados derechos frente a sus empleadores. Hasta ese momento vivían en condiciones inhumanas, como no  tener horarios de trabajo y ni siquiera letrinas o baños para los cientos de trabajadores que durante el día recogían las uvas. La lucha fue por tener un sindicato reconocido que pueda luchar por sus derechos.   Los beneficios que el nuevo relato esperaba ofrecer, una cooperativa de crédito, indemnización por fallecimiento y servicios sociales, no sólo serían útiles de por sí, sino que proporcionarían una importante evidencia del nuevo relato sobre la solidaridad, dignidad y poder que podía significar ser un trabajador rural mexicano en California.

La movilización logró unir miles de personas que lucharon por sus derechos por muchos meses.  Una de las estrategias fue rescatar las identidades nacionales, religiosas e ir construyendo un relato que involucre a gran cantidad de personas en esa lucha común.  La huelga duró mucho tiempo.   Como dice Ganz quien partiticipó cuando era estudiante de esta movilización  “esta comunidad de huelguistas se convirtió́ en un crisol de cambio cultural que dio origen a nuevas identidades compartidas” (p. 12).  A pesar de las dificultades lograron voltear el brazo de las empresas de la uva para al final lograr el reconocimiento de la  Asociación Nacional de Trabajadores del Campo (NFWA, por sus siglas en inglés).

Para algunos analistas la experiencia de Ganz en movilización social fue un gran aporte para que Obama ganara la presidencia de Estados Unidos. Siguiendo las recomendaciones de Ganz, en la campaña de Obama en Carolina del Sur, sus organizadores hicieron 400 encuentros de visitas  a  domicilios en octubre del 2007, a los que asistieron  cerca de 4,000 personas. Todo ello llevó a movilizar 15 mil voluntarios el día de las elecciones, muchos de ellos con activismo político por primera ¿Qué hizo que miles de personas que no habían votado alguna vez fueran persuadidos en pocas semanas de cambiar de decisión? La respuesta sería un adecuado relato y estrategia.

Ya sea para luchar contra el estatus quo establecido por empresas,   motivar a electores  para participar en una votación o derrocar un régimen de gobierno (como fue el caso de la primavera árabe), los movimientos sociales son los responsables de la renovación social y de la creación de nuevas instituciones que responden a las nuevas necesidades.

El cambio educativo como movimiento social

Pero surge la pregunta ¿en qué consiste ese nuevo sistema si el actual está caduco? Un nuevo sistema educativo debiera de tener dos focos esenciales. Estos dos focos son dos tendencias que vienen surgiendo ya hace un buen tiempo por todo el mundo con propuestas alternativas para la educación de los estudiantes, y son:

 En primer lugar, nadie aprende lo que no quiere. Por lo tanto, hay que respetar la libertad de aprender.  Aparentemente es una perogrullada, sin embargo tenemos un sistema diseñado  y estructurado de tal manera que no solo obliga a estudiar una serie de temas desconectados de la vida de los estudiantes sino que hace que éstos terminen odiando la escuela.

En segundo lugar,  debemos generar pasión por el aprendizaje.  El ser humano es un explorador de la verdad por naturaleza. Es un buscador de la verdad con un hambre insaciable. Sin embargo apenas acabada la educación básica obligatoria o superior, les hemos inyectado una vacuna contra el aprendizaje de tal manera que evitan  volver con gozo a todo lo relacionado a desarrollar nuevas habilidades de manera libre.

En síntesis, el aprendizaje requiere de libertad y en segundo lugar generar gusto por el aprendizaje, esto es la mejor garantía  para seguir desarrollando capacidades y habilidades en todas las personas.

En ese sentido urge empoderar a los docentes y directivos en una nueva propuesta pedagógica.    Mientras más se imponen los cambios, menos se hacen realidad en el salón de clases, que es donde se quiere que impacten los mismos.  Una característica de  los movimientos sociales  es que las personas se adhieren libremente a los mismos, lo que los une son sus convicciones  y la rebelión contra una injusticia común.  En las reformas realizadas por el gobierno, se ha consultado poco al docente de a pie. Por ejemplo,  los cursos que ofrece el ministerio son impuestos.   No se da la oportunidad de respetar la libertad del docente para que elija libremente qué parte desea fortalecer o profundizar. Ya sea dominio de la materia o didáctica de la misma.

Es por ello que una reforma educativa efectiva debiera ofrecer y construir una narrativa para todo el país, debiera construir un relato que involucre a todos. Ese relato permitirá que docentes, funcionarios públicos y comunidad en general pueda gestionar los desafíos que se presenten, sentirse parte de un gran cambio que reconfigure su identidad y, por último, tener energías inagotables para continuar con el esfuerzo porque el relato construido nutre,  alimenta y renueva sus energías.

En conclusión, podemos decir que el enfoque de cambio educativo como movimiento social tiene muchos elementos positivos y  permitirá  que las reformas sean más sostenibles porque no dependerán de la jerarquía sino de bases unidas,  adecuadamente convencidas y fortalecidas.

Referencias

Castells, M., & Gimeno, C. M. (2003). El poder de la identidad: Alianza.

Fitoussi, J.-P., & Rosanvallon, P. (1997). La nueva era de las desigualdades: Manantial Buenos Aires.

Ganz, M. (2001). El Poder del Relato en los Movimientos Sociales

Ganz, M. (2009). Why David sometimes wins: Leadership, organization, and strategy in the California farm worker movement: Oxford University Press.

Ganz, M. (2010). Leading change: Leadership, organization, and social movements (Vol. 19): Chapter.

Rincon-Gallardo, S. (2011). Educational change as social movement in Mexican public schools: Reframing practice, policy, and research. Paper presented at the 9th Annual HGSE Alumni of Color Conference.

Tyack, & Cuban. (2003). Thinking toward Utopy. Boston.

Lima, 19 de diciembre de 2016