Roberto Barrientos/ EDUCACCION

He tenido la oportunidad de participar en dos espacios para la construcción colaborativa de tecnologías que transformen la educación. En la primera, mi equipo desarrolló una aplicación que ayude a los jóvenes de últimos años de secundaria a encontrar el trabajo que más se adapte a sus intereses, se llamó Ocu-passion. La segunda fue una hackaton para crear software para mejorar la lectura, mi equipo desarrollo un videojuego que mejoraba la comprensión. En ambos casos no conocía a mis futuros compañeros. Nos conocimos en el evento y nos unía una pasión común, hacer el bien, trascender con un aporte  y demostrar un mayor dominio de nuestras áreas del conocimiento. Cada uno venía de distintas áreas (programación, profesor de literatura, tecnólogo médico, etc.).

En ambos casos trabajamos 48 horas seguidas. Y luego tuvimos un momento tipo feria para mostrar nuestros  prototipos.   Se usó la metodología de Diseño del Pensamiento en la que se tienen 4 fases: Inspiración, síntesis , ideación y experimentación e implementación (Kelley & Kelley, 2013). Usamos conocimiento de diversos tipos, exploramos, sintetizamos, discutimos, costó ponerse de acuerdo y trabajar en equipo en algún momento, ensayamos, afinamos y seguimos ensayando, todo ello en el marco de una emoción positiva, estar construyendo algo que pueda ayudar a mejorar la vida de alguna persona. Pude experimentar en estos espacios la semilla de lo que deben ser los sistemas educativos. En el presente artículo sustento que el movimiento maker y el estilo de trabajo de las hackaton son ejemplos concretos de cómo se puede realiza la transición de los sistemas escolares.

Conocimiento y transformación

Estamos atravesando un punto de inflexión epistémico como nunca antes había sucedido. El conocimiento es a tal punto excesivo que impide a las personas “leer” la realidad, esto está generando un nuevo tipo de analfabetismo y brechas de desigualdad cada vez más grandes.   Es por eso que dos discusiones clave del siglo actual son, en primer lugar,  cuál debe ser la postura de las personas frente al conocimiento y, en segundo lugar,  cómo realizar el proceso de transición en este cambio epocal como sociedad y a nivel de todas las instituciones existentes. Puesto que todas han sido cuestionadas en sus mismos fundamentos.

Hace cerca de 40 años Pablo Freire afirmaba que la liberación consiste en dar voz a las personas, por medio de una adecuada alfabetización que respete la dignidad de cada una (1965,1968). Hoy en día se puede decir que ese “dar voz” consiste en una nueva relación con el conocimiento  en el mundo,  una relación liberadora. Un relación liberadora es aquella en la que  las personas usan la tecnología para hacer el bien y, en ese proceso, “ser” más[1]. Freire decía que educación liberadora es aquella en la que el docente es estudiante  al mismo tiempo y el estudiante es docente. Es una relación en la que se forman comunidades en la que todos son aprendices.

Un claro ejemplo de comunidades en la que todos son aprendices y todos enseñan algo lo constituye la cultura maker. El movimiento maker es un una cultura nacida en la década pasada que promueve la idea de que todos podemos generar soluciones concretas a problemas basándose en los principios del constructivismo de aprender haciendo (Dewey, 1960) y tiene como referente la ética del “hazlo tu mismo” (DIY -Do It Yourself). Esta cultura se ha venido gestando en los últimos años y su expresión visible son las Maker Faire y  las hackathones. Ambas tienen algunas características en común:  son espacios dinámicos en la que se dan encuentro personas de diversas edades, con distintas habilidades y talentos, con distintas trayectorias educativas para conformar equipos y dar solución a problemas sociales o de otra índole durante un tiempo determinado creando un software o hardware.

La cultura maker forma parte de esas iniciativas que son vitales para facilitar la  transición epistémica de la sociedad actual. Nos ayuda a responder a la segunda  cuestión planteada al inicio. Es una iniciativa rescatable puesto que facilita la  transición en la que el ser humano asume un rol activo y transformador en el uso y producción del conocimiento. En esta transición el ser humano tiene su propia voz y su propia palabra al hacer un uso de herramientas concretas como la inteligencia artificial centrado en la persona y no a la inversa. En este enfoque  no se es ni tecnófobo ni tecnófilo sino antropocéntrico. Es por esto que se puede afirmar que  “ los espacios creados por y para el trabajo experimental de los makers resultan emancipadores porque son epistemológicamente diversos y exponen a los creadores a diferentes formas de conocimiento” ( Cobo, 2017, p,40).  Esa es la manera alternativa de hacer educación hoy. No se trata de modernizar a las escuelas llenándolas de computadoras de última generación, proyectores multimedia y acceso a internet irrestricto. Se trata de replantear desde sus raíces la relación frente a los saberes, que hasta el presente se encuentran compartimentalizados, a manera de un archipiélado desconexo (Cambi, 2000) para que empiece a dar soluciones a problemas inter  y transdisciplinarios en el marco de una epistemología de la complejidad (Clavell, 2000; Morin & Pakman, 1994) [2].  La emancipación de las personas en el siglo actual tiene mucho que ver con una mente que asume e integra diversos tipos de conocimiento para crear cosas totalmente nuevas por el bien de la sociedad.

Una característica importante de la cultura y movimiento maker es que es acéfalo, no es jerárquico y es dialógico por naturaleza.  Además, ayuda a que las personas sean agentes activos de su propia transformación  y de la transformación del mundo, creando  “nuevas formas de interactuar con la realidad” (41). Es por ello que  es posible afirmar que la nueva emancipación y liberación de las personas se dará cuando  sean capaces de “utilizar las tecnologías como un espacio creativo que posibilite la interacción de diferentes disciplinas y campos del conocimiento”(p. 42) en pos del bien común.

La nueva emancipación es ayudar a cada persona encuentre un gusto e interés por cada aspecto de lo real.  Esta capacidad de asombro por lo real,  se le llama hoy en día gusto por aprender o pasión por las cosas. Lo que pedagógicamente se le llama Aprendizaje Profundo que no es otra cosa que “el proceso de dar respuesta a preguntas que nos importan” (Rincón-Gallardo, 2017). Curiosamente es la misma definición que da al movimiento maker su fundador  Dale Dougherty al afirmar que es un proceso en el que “muchos comienzan a una edad temprana a explorar y desarrollar cosas que realmente les importan” (2012,p.11).

Conclusiones

Se puede afirmar entonces que el movimiento maker y las hackaton  ayudan a desarrollar en los estudiantes el aprendizaje profundo y, al mismo tiempo,  son semilla y expresión de la nueva educación y, porqué no decirlo,  de la nueva universidad del presente siglo.  Dichas iniviativas son una manera concreta de hacer realidad una recta ciudadanía en la todos somos responsables por el bien común, aprendemos  en el proceso, y se vive la alegría de aprender en comunidad dando soluciones a problemas del mundo en un ambiente de diálogo con apoyo de la tecnología.

Referencias

Cambi, F. (2000). L’arcipelago dei saperi. Progettazione curricolare e percorsi didattici.
Cobo, C. (2017). La innovación pendiente. Reflexiones (y provocaciones) sobre la educación, tecnología y conocimiento: Debate.
Clavell, L. (2000). La metadisciplinarità. Scienza, filosofia e teologia. In E. Mariani (Ed.), Unità del sapere e del fare: una soluzione transdisciplinare: Risultati del convegno di Napoli.
Dewey, J. (1960). Experiencia y educación.
Dougherty, D. (2012). The maker movement. innovations: Technology, Governance, Globalization, 7(3), 11-14.
Freire, P. (1968). Pedagogía del oprimido: Siglo XXI.
Freire, P. (1965). La educación como práctica de la libertad: Siglo xxi.
Morin, E., & Pakman, M. (1994). Introducción al pensamiento complejo: Gedisa Barcelona.
Kelley, D., & Kelley, T. (2013). Creative confidence: Unleashing the creative potential within us all: Crown Pub.
Rincón-Gallardo, S. (2017) The Global Search For Education: Social Justice Learning in the Age of Globalization/Interviewer: C. M. Rubin. Huffington post.

Notas 

[1] Solo cuando el ser humano elige hacer el bien es que es más persona. Realiza en acto lo que tiene potencialmente siguiendo el pensamiento aristotélico (plexo acto-potencia).
[2] La epistemología de la complejidad es el paradigma epistemológico de este siglo en el que  desaparecen los límites entre los saberes para dar lugar a interacciones de tipo polidisciplinarias, interdisciplinarias y la creación de saberes transdisciplinarios.