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Martín Vegas

El 28 de julio se aprobó el Proyecto Educativo Nacional al 2036[1]. Este artículo busca contribuir a una apropiación ciudadana que permita constituir la voluntad de cambio que su auténtica implementación requerirá. Esta es, inevitablemente, una visión personal pero fiel al espíritu y la letra de la política de Estado en educación.

10 claves para una lectura del PEN

1. No basta con formar buenas personas, sino ciudadanos. La visión del PEN es política y no solo humanista. Ratificando el sustento en el desarrollo humano del PEN al 2021 se plantea ahora la formación de ciudadanos como máxima aspiración en la agenda educativa peruana de los próximos 15 años.

2. Los 4 propósitos en los que se plasma la visión peruanizan la aspiración de una educación integral, trastocando la forma en la que se valoran hoy las acciones que tienen finalidad educativa y, por tanto, las mediciones de los resultados educativos. Los indicadores de calidad de un buen colegio, instituto o universidad serán: ciudadanía, inclusión, bienestar socioemocional, productividad e innovación

3. Dos ángulos en el propósito de vida ciudadana: un cambio cultural, en el modo de pensar, sentir y actuar pero también una educación que afirma la institucionalidad democrática y el Estado de Derecho como elementos consustanciales de la convivencia democrática.

4. El bienestar socioemocional es colocado en la primera línea de la agenda educativa, por primera vez en el Perú y de manera pionera en el mundo.

5. La educación sí aporta a la economía, pero no de cualquier forma: solo cuando posibilita generar mayor valor agregado, cuando los beneficios no son solo macroeconómicos sino en el bienestar personal, cuando se genera conocimiento e innovación.

6. Equidad e inclusión: un sistema educativo que refuerza la segregación entre peruanos es la principal deuda de la primera etapa del Proyecto Educativo Nacional.

7. Las personas, durante toda su trayectoria de vida, ya no se forman en la escuela o universidad sino desde una constelación de actores. El avance o logro de los 4 propósitos de la educación en una persona son la resultante de la ecuación familia + sociedad local + sociedad comunicacional/digital + institución educativa (entendida esta como comunidad de aprendizajes). Se plantean orientaciones estratégicas para cada uno de los actores antes mencionados.

8. La responsabilidad de educar es de todo el Estado y no solo del sector educación. Ello implica organizar la actuación educativa del Estado desde cada territorio y fortaleciendo la capacidad de decisión de las instituciones educativas. Además, un reordenamiento profundo en el nivel nacional para evitar la actual superposición entre las funciones de rectoría, provisión del servicio y supervisión.

9. ¿Privatista o estatista? El PEN introduce nuevos elementos sobre lo público y lo privado en educación. En primer lugar, se plantea que, independientemente de quien la gestione, toda la educación tiene finalidades públicas, es decir sus acciones no pueden ir en contra de los propósitos de la educación peruana, siendo un punto crítico el efecto segregador de la educación privada. En segundo lugar, considera que la educación pública estatal es la mejor respuesta contra la segregación educativa. Sin embargo, también abre una ventana para subvenciones y becas hacia la educación privada, las que, a mi juicio, debieran enfocarse en la educación superior. Estos son elementos de base novedosos y necesarios para desentrampar el debate sobre el tema, aunque no suficientes para establecer una nueva relación entre educación pública y privada

10. Un vacío: insuficiente desarrollo de la educación de pueblos indígenas, afroperuanos y de la interculturalidad. Sin embargo, a mi juicio, el desafío para el avance en este campo estará en la implementación del PEN porque se requiere empezar a trabajar en serio una perspectiva de reconocimiento, valoración y transformación de los saberes ancestrales en diálogo con los saberes de la modernidad, lo que probablemente sea más viable en las políticas regionales. A mi juicio, debiera dejarse de plantear una genérica educación intercultural bilingüe para pasar a definir respuestas regionales y locales: la educación del pueblo awajún o del pueblo ashaninka, la educación quechua o aimara, la educación afroperuana.

¿Por dónde empezar? Los impulsores del cambio en contexto de pandemia, bicentenario de la independencia y cambio de gobierno

El diagnóstico del PEN muestra que han existido logros importantes durante el período 2007-2020 pero que, si seguimos una ruta inercial en las políticas educativas no se podrá alcanzar los propósitos del PEN[2].

A mi juicio, en el período 2021-2026 equidad debiera ser el propósito organizador de los primeros pasos del PEN siendo el fortalecimiento de la educación pública estatal gratuita el principal mecanismo contra la segregación (impulsor 3), más aún en tiempos de pandemia y consiguiente crisis económica. Pero una educación estatal pospandemia que incorpora “lo digital” como constitutivo del servicio educativo (impulsor 5) así como oportunidades de aprendizaje en el barrio o comunidad rural. Así, tomando como ejemplo a los adolescentes, de las 12-14 horas en las que ellos pueden aprender, probablemente no se necesita incrementar las horas en aula sino horas de conectividad y de experiencias de educación comunitaria. Así, la meta sería la de ampliar la jornada de aprendizaje del estudiante más que una jornada escolar completa, y abrir oportunidades de educación para los jóvenes vinculando la educación secundaria, la formación técnica, profesional y superior aprovechando las rutas de transitabilidad existentes en el sistema. El ejemplo en adolescencia es intencional, ya que la presión demográfica pondrá en agenda su educación y la de los jóvenes (impulsor 1). Ellos son la generación del bicentenario y paradójicamente se forman en el nivel educativo más anquilosado del sistema[3] y donde se manifiesta la segregación con toda su crudeza, sobre todo, en ámbitos rurales.

El fortalecimiento de la educación estatal pública plantea una agenda de Estado en materia de financiamiento y descentralización. Sin reforma tributaria no habrá mayores recursos para educación y, para que cada ciudadano esté dispuesto a pagar mayores impuestos tendrá que identificar con claridad los beneficios que recibirá de la educación: “tanto de inversión por alumno tanto de logro en los estudiantes.” Una escuela autoritaria, excluyente, uniformizadora y reacia a la innovación es poco probable que logre el consenso para la reforma tributaria.

El fortalecimiento de la educación pública estatal gratuita es, en el PEN, sinónimo de una descentralización que garantice autonomía en la institución educativa (impulsor 2). El bono demográfico abre la posibilidad, por primera vez en el país, de financiar en las instituciones educativas servicios administrativos, sicológicos, digitales, de apoyo a los estudiantes con dificultades. Esas condiciones serán la base para respuestas flexibles, innovadoras y que enlacen cada escuela con su comunidad. Cada gobierno regional será responsable de la conexión de la educación con el desarrollo, ampliando su poder de decisión, su responsabilidad por los resultados educativos y su presupuesto[4]. También serán responsables de políticas intersectoriales que constituyan una red de protección y desarrollo de la infancia y adolescencia y la inclusión ciudadana y económica de los jóvenes.

Finalmente, el primer quinquenio debe terminar con la primera generación de docentes imbuidos del PEN, plasmando una reforma de la formación inicial docente donde conceptos como “escuela superior” o “facultad de educación acreditada” dejen de ser categorías cosméticas. La formación inicial docente requiere de una política activa y presupuestalmente comprometida con la renovación. Lo propio ocurre en materia de educación técnica y superior tecnológica donde sin una política de renovación de la oferta en función del desarrollo regional no habrá institución que aseguren condiciones básicas de calidad.

Este esbozo de los cambios del primero quinquenio supone un reacomodo en los compromisos de las familias, el Estado, el sector privado. La reforma tributaria y la descentralización deben asegurar que en la educación básica toda niña, niño, adolescente, en cualquier lugar del territorio del país, recibirá un servicio educativo gratuito de calidad. Ese alivio a la economía familiar permitirá que ellas orienten su inversión en educación hacia la educación superior donde en los próximos 5 años no será viable asegurar aún una educación pública gratuita tan extendida como todo ciudadano quisiera.

La agenda de primeros pasos del PEN requiere entonces no solo de diálogo sino de constituir una voluntad estatal y ciudadana para impulsar el cambio. Así, las elecciones presidenciales 2021 y regionales 2022 serán un momento clave para que el voto ciudadano sea un voto por la educación.

Lima, 16 de noviembre de 2020

NOTAS

[1] “Proyecto Educativo Nacional al 2036, el reto de la ciudadanía plena”: www.cne.gob.pe o http://repositorio.minedu.gob.pe/handle/MINEDU/6563
[2] Antes de la pandemia escribí dos artículos sobre la necesidad de una nueva teoría del cambio en educación: https://www.educaccionperu.org/educacion-peruana-cual-es-el-rumbo-i/ y https://www.educaccionperu.org/educacion-peruana-cual-es-el-rumbo-ii/
[3] La comunidad educativa espera con expectativa la oficialización del “Marco Orientador de la Educación de Adolescentes” que se encuentra en etapa final de revisión en el Ministerio de Educación.
[4] Presupuestos territoriales por resultados serían una buena alternativa

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Abogado y docente, especialista en políticas educativas. Es actualmente coordinador del programa UNESCO-Horizontes de secundaria rural e integrante del Consejo Nacional de Educación. Ha sido Viceministro de Gestión Pedagógica en el Ministerio de Educación (2012-2014). Además, ha sido Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Educación (2002-2008) y asesor de la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología del Congreso de la República, así como Director del Instituto de Investigación y Políticas Educativas y Secretario Académico en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM). Fue Director Ejecutivo de “Foro Educativo”.

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